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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Lo que contaba el abuelo III: La visita del compadre

Tía Gloría  había quedado muy triste a la muerte de su esposo, el  Tío Melitón . Ambos eran relativamente jóvenes (tenían 35 y 30 años respectivamente) cuando él quedó sepultado al derrumbarse la mina donde extraía el barro con que la  Tía  fabricaba sus comales. Durante los nueve días posteriores al sepelio la joven (y guapa) viuda sobrellevó la pena apoyada por su familia más cercana, así como sus amigos y buenos vecinos. Pero cuando concluyó el novenario, y la cruz fue llevada al cementerio, ella se quedó sumergida en la más triste soledad, pues la vida no la había bendecido siquiera con un hijo. Al cabo de un mes, se presentó ante ella el  Tío Cenobio , un joven y apuesto vecino, que se había hecho su compadre cuando Melitón y Gloria le habían hecho el favor de  levantarle   a su hija menor. En secreto, Cenobio estaba perdidamente enamorado de su comadre y ahora que estaba sola le pareció que había buenas posibilidades de obtener sus favores. Sin muchos rodeos le hizo saber que